CRÓNICA DE “LA SAN ANTÓN”
6.30 h: Llego al lugar convenido con el presidente del club, Marcelino, para retirar el dorsal. Sigo reprimiendo los nervios como si fuera la primera vez. Con diligencia me lo proporciona. Foto con su mujer, Mª José, campeona de España de Maratón con su club, cuando nadie corríamos, para la posteridad. Ambientazo lleno de luz, color y sonido. Los chavales calientan para su carrera.
7.15 h: Junto con mi hermano Pedro, partimos trotando hacia el control de salida. Llegamos al encuentro del grupo de sus amigos. Me encuentro con un amigo de la adolescencia, Eugenio; otro, de los días de instituto e incluso con un delegado de la Junta. Es lo que tiene este deporte, que une, y el compañerismo y la camaradería, son algunas de sus señas de identidad. Calentamos en las calles adyacentes. Los nervios, por un momento, parecen ganarnos la partida.
7.45 h: Nos dirigimos hacia el control de salida. Mogollón de gente. Único fallo de la organización, el embudo formado para entrar. El spiker anuncia que quedan diez minutos para dar la salida. Los nervios se traducen en comentarios y chistes graciosos que ayudan a sacarlos y suavizan el ambiente. El frío se atempera al contacto con la gente. Ni éste, ni aquellos, dejan que te pares. Y siguen entrando corredoras/es a las zonas de salida.
7.50 h: Presentan por la megafonía a los corredores de élite. Pocos los ven. Pero sabemos que están ahí, delante de nosotros; y vamos a tomar la salida con ellos y ellas. En pocos deportes, tienes la oportunidad de tenerlos tan cerca. Varios potentes focos de luz le dan un aspecto brillante y grandioso al espacio que ocupamos. El semáforo está en rojo.
7.55 h: Cronos puestos a punto. Últimos saltos y deseos de suerte y ¡a por ella!, antes de oír el pistoletazo de salida… Semáforo verde y a correr.
8.05 h: Mitad del Gran Eje. El ambiente es magnífico. Tras unos primeros metros en los que casi se tropieza, el grueso del pelotón se va alargando. Entrada en el túnel: ¡impresionante la marea humana que nos hemos echado a hacer deporte en esta tarde!. Los gritos de ánimos y de ¡ooeee! dentro del túnel te cobijan, animan, abrazan. El público no para de aplaudir.
8.10 h: Final de Ruíz Jiménez, iniciamos la primera subida. Los ánimos de la familia te dan fuerza y seguridad. La carrera se rompe. Cada uno coge su ritmo.
8.20 h: Subimos el Paseo de la Estación. Las piernas empiezan a endurecerse. No hay ningún lugar por donde pasemos, donde no recibas vítores y ánimos. Se agradecen. Algunos corredores en sí mismos, son una fiesta. Y siguen corriendo. Admirable.
8.30 h: Bajamos la Alcantarilla. Lo agradecen los gemelos. Se siente el frío que baja del Castillo y nos acompaña en la subida larga, dura y rompedora, aunque última, de la Senda de los Huertos. La culminamos y nos dejamos caer buscando el abrigo de la Catedral. Me olvido de mirar el reloj. Gente, gente y gente con antorchas y gritos de “¡ánimo valientes, vamos!” te van llevando Carrera abajo, Roldán y Marín, Millán de Priego, Santa Isabel. Aquí las antorchas están en el asfalto. Efecto precioso. Se oyen melenchones y el brillo de alguna lumbre.
8.50 h: Giro hacia el Gran Eje y parece que cumplo el objetivo: terminarla. La emoción me embarga y no quiero reprimirme más. Sacando fuerzas de donde puedo hago el último esfuerzo. El público te hace un pasillo que te va llevando, ya sin fuerzas, hasta el final.
Emocionante de principio a fin.
Fdo.: Francisco José Campaña.
6.30 h: Llego al lugar convenido con el presidente del club, Marcelino, para retirar el dorsal. Sigo reprimiendo los nervios como si fuera la primera vez. Con diligencia me lo proporciona. Foto con su mujer, Mª José, campeona de España de Maratón con su club, cuando nadie corríamos, para la posteridad. Ambientazo lleno de luz, color y sonido. Los chavales calientan para su carrera.
7.15 h: Junto con mi hermano Pedro, partimos trotando hacia el control de salida. Llegamos al encuentro del grupo de sus amigos. Me encuentro con un amigo de la adolescencia, Eugenio; otro, de los días de instituto e incluso con un delegado de la Junta. Es lo que tiene este deporte, que une, y el compañerismo y la camaradería, son algunas de sus señas de identidad. Calentamos en las calles adyacentes. Los nervios, por un momento, parecen ganarnos la partida.
7.45 h: Nos dirigimos hacia el control de salida. Mogollón de gente. Único fallo de la organización, el embudo formado para entrar. El spiker anuncia que quedan diez minutos para dar la salida. Los nervios se traducen en comentarios y chistes graciosos que ayudan a sacarlos y suavizan el ambiente. El frío se atempera al contacto con la gente. Ni éste, ni aquellos, dejan que te pares. Y siguen entrando corredoras/es a las zonas de salida.
7.50 h: Presentan por la megafonía a los corredores de élite. Pocos los ven. Pero sabemos que están ahí, delante de nosotros; y vamos a tomar la salida con ellos y ellas. En pocos deportes, tienes la oportunidad de tenerlos tan cerca. Varios potentes focos de luz le dan un aspecto brillante y grandioso al espacio que ocupamos. El semáforo está en rojo.
7.55 h: Cronos puestos a punto. Últimos saltos y deseos de suerte y ¡a por ella!, antes de oír el pistoletazo de salida… Semáforo verde y a correr.
8.05 h: Mitad del Gran Eje. El ambiente es magnífico. Tras unos primeros metros en los que casi se tropieza, el grueso del pelotón se va alargando. Entrada en el túnel: ¡impresionante la marea humana que nos hemos echado a hacer deporte en esta tarde!. Los gritos de ánimos y de ¡ooeee! dentro del túnel te cobijan, animan, abrazan. El público no para de aplaudir.
8.10 h: Final de Ruíz Jiménez, iniciamos la primera subida. Los ánimos de la familia te dan fuerza y seguridad. La carrera se rompe. Cada uno coge su ritmo.
8.20 h: Subimos el Paseo de la Estación. Las piernas empiezan a endurecerse. No hay ningún lugar por donde pasemos, donde no recibas vítores y ánimos. Se agradecen. Algunos corredores en sí mismos, son una fiesta. Y siguen corriendo. Admirable.
8.30 h: Bajamos la Alcantarilla. Lo agradecen los gemelos. Se siente el frío que baja del Castillo y nos acompaña en la subida larga, dura y rompedora, aunque última, de la Senda de los Huertos. La culminamos y nos dejamos caer buscando el abrigo de la Catedral. Me olvido de mirar el reloj. Gente, gente y gente con antorchas y gritos de “¡ánimo valientes, vamos!” te van llevando Carrera abajo, Roldán y Marín, Millán de Priego, Santa Isabel. Aquí las antorchas están en el asfalto. Efecto precioso. Se oyen melenchones y el brillo de alguna lumbre.
8.50 h: Giro hacia el Gran Eje y parece que cumplo el objetivo: terminarla. La emoción me embarga y no quiero reprimirme más. Sacando fuerzas de donde puedo hago el último esfuerzo. El público te hace un pasillo que te va llevando, ya sin fuerzas, hasta el final.
Emocionante de principio a fin.
Fdo.: Francisco José Campaña.
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